Ahora viene la segunda parte del año, en dónde uno reflexiona sobre todo lo que no brindo, no compartió, no rió, no salio, no hizo, no dijo, no canto, no festejo, no lloro, no hablo, no contó, no asistió, no abrazo, no beso, no acaricio, no acompaño, no felicito, no escribió, no llamo, no contesto, no olvido, no le importo, en fin, después de una larga meditación uno le va encontrado explicación.
Hay momentos de decisiones inmediatas, ya que antes de que puedas siquiera contextualizar requieren respuesta, y por eso siempre valdrá la pena creer que tenemos la capacidad de responder para nuestro mayor bien. Cuando la desilusión te golpea, es difícil volver a ilusionarse sin que el miedo tenga presencia, ya que de por si la incertidumbre da miedo. Alguna vez leí que es mejor equivocarse y arriesgarse con la persona incorrecta, que no intentarlo y dejar ir a la persona correcta, así que, con todo, sino, para qué.
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