No necesitaría hacer memoria, están tan cenarnos los primeros días de aquella primera inserción en el buen denominado sector laboral, que basta con nombrar la palabra pasantías para disponer de un sinnúmero de detalles, experiencias, sentimientos, aprendizajes, etc, etc.
Que decir de bueno y malo, si aquello siempre resulta relativo.
Cosas de la vida estar ayer y no hoy, en general esta vida tiene un poco de lo que yo llamará sabiduría, todo calza cual pieza de rompecabezas.
Necesitamos afincar las cruciales oportunidades y riesgos correspondientes para avanzar.
Como si vivieramos toda la vida, como si fuéramos a quedarnos en un mismo sitio para siempre, como si el tiempo podría regresar, como si el arrepentimiento y el miedo no fueran sombras que se ven, se sienten pero no se pueden tocar, como si el mañana estuviera seguro, como si en el ayer podríamos encontrar la forma de cambiar las cosas, las oportunidades son un regalo tan bonito de la vida, pero que solo la valentía las puede tomar, de que sirve comprar todos los boletos si al final uno decide que es mejor no abordar, y no precisamente por un bien mayor. A veces lo que perdemos es tan evidente, que es imposible no darnos cuenta de lo perdido, pero qué tal si en otras ocasiones perdemos más, y no lo sabemos, ya que hay caminos que no se conectaron jamás...
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