Saben, en momentos como estos, no me queda más que afianzar la confianza que tengo en Dios y en la vida, y comprobar con mi propia experiencia que, en efecto, la magia sucede.
Han sido tiempos realmente duros e incluso en ocasiones desbordantes, es más, una llega a creer que quizás, nunca brillara de nuevo.
Pero de pronto una noche, no hay más que una sonrisa pintada en tu boca, en tu corazón, en tu mente, en tu alma, en tu espíritu, en tu hígado, en tu ser...
Vuelven las alegrías genuinas por ver la felicidad de otras personas, por ser testigo de grandes encuentros, logros, viajes, investigaciones, trabajos, emprendimientos, lanzamientos, hogares, etc. Ya que si algo debo confesar, es que cuando uno pierde el horizonte (se cae del camino de la serpiente), es tan difícil alegrarse por el resto, esperen, no me mal entiendan, no digo que les deseas el mal, y claro está, tampoco es envidia, pero hay una amargura en ti, que quema y no abriga. Por eso, cuando vuelve la vitalidad, las ganas de existir, el gusto por lo nuevo, el fuego sigue quemando pero esta vez, si abriga.
Agradezco tanto a la vida, al gran Espíritu, a la Divinidad, Al Cosmo, a la Pachamama, a Dios, a todos los Astros, y a todas las fuerzas que existen, por siempre, siempre estar junto a mi, por brindarme tanto poder, por bendecirme, protegerme y estar más que preparada, por guiarme, por las señales, por la comunicaciòn, y por las personas que han estado en mi camino, mirar hacia atrás y ver cuán afortunada he sido siempre, han estado junto a mi seres humanos extraordinarios que han aportado con su gran granito a mi andar, por dar un ejemplo monumental: mi Ayllu.
De las lecciones màs grandes que me llevo, es que la humildad, debe acompañarnos si queremos aprender, a partir de la autoreflexiòn.
Gracias, Gracias y Gracias.
Yupaychani, Yupaychani y Yupaychani.
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