Ahora viene la segunda parte del año, en dónde uno reflexiona sobre todo lo que no brindo, no compartió, no rió, no salio, no hizo, no dijo, no canto, no festejo, no lloro, no hablo, no contó, no asistió, no abrazo, no beso, no acaricio, no acompaño, no felicito, no escribió, no llamo, no contesto, no olvido, no le importo, en fin, después de una larga meditación uno le va encontrado explicación.
Si quieres ver más luces brillando, necesitamos que la oscuridad tenga la medida exacta, y la verdad es la llama... Qué valiente es la gente que nos permite asomarnos a su vulnerabilidad: leerlos nos sana y, mejor aún, acompaña a almas que necesitan abrigo.
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