Declaro que tengo muchos textos en borradores, muchos otros en discos duros que seguramente nunca más encontraré, también guardo escritos tan privados que ya ni las claves conservó, sin embargo, desde hace tiempo que tenía un texto especial sin finalizar, a veces lo empezaba y al cabo de unas horas mi corazón me suplicaba parar, en otras en cambio, mi cabeza parecía una tormenta de pensamientos que solo golpeaban, atorando más y más las ideas, de vez en cuando llegaban unas ráfagas de motivación para escribir cartas y cartas, las cuales por supuesto llenaban la pantalla de letras, pero mi alma seguía secuestrada; por lo cual, confirmaba una vez más que aunque los versos rimen, no siempre dicen la verdad. De tantas vueltas vivas, me dedique a dormir, agradecer, llorar, leer, reir, sonreir, cantar, aprender, mirar, contemplar, admirar, palpitar, respirar, caminar, trabajar, meditar, explorar, adivinar, pedir, confiar, madrugar, recordar, querer, cuidar, escuchar, enterrar, desenterrar,
El gusto por caminar y aprender...