Y después de todo una aprende que lo malo, no se lo hacen a los demás se lo hace a uno mismo, y que cuando uno tira la piedra para que el vidrio de la ventana se rompa,no es el vidrio quien sufre ni llora son las personas que necesitaban de el, si hablas mal de las personas eres tu el principal afectado, a la gente al final de cuentas no les importa la opinión de esa clase de personajes.
Si quieres ver más luces brillando, necesitamos que la oscuridad tenga la medida exacta, y la verdad es la llama... Qué valiente es la gente que nos permite asomarnos a su vulnerabilidad: leerlos nos sana y, mejor aún, acompaña a almas que necesitan abrigo.
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