Que decir de la navidad, época esperada por unos, y el tormento de otros, que de verdad o de provecho puede surgir de esta enfermiza sociedad de consumo, alguien dijo: "El cambio es la única cosa inmutable", y si al salir a la calle en estas festividades no somos capaces de sentir, de que en nuestra garganta se forme un nudo al mirar tanta desigualdad e injusticia reinando en nuestro mundo, entonces no escribamos, ni estrechemos la mano de nadie en deseo de feliz navidad, si no somos capaces de forjar o al menos de que en nuestro corazón nazca un poco de este deseo que servir, no por caridad si no por justicia, ni aunque los 365 días del año sean declarados navidad nos servirían para hacer de este mundo un poco más humano.
Una sensación agridulce de agradecimiento, por un lado quisiera expresarlo a todo pulmón, y por el otro, solo hay cabida para el rencor y enojo; me imagino, cuáles hubieran sido mis circunstancias actuales sin esa mano tendida y sin esas palabras alentadoras… Y luego llegan pensamientos que hacen resonancia a un popular refrán, lo que hacemos con las manos, a veces lo vamos borrando con el codo.
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