Tal vez solo existió la necesidad de llenar un vacío, pero no era el tiempo ni espacio oportuno para hacerlo. Te obligas a pensar que necesitas la presencia de ese alguien y como todo humano haces lo propio para tenerlo en tu vida, luego te cansas de fingir, de proyectar un ser que no eres y como todo buen efecto boomerang el teatro se cae.
Por eso odio la culpa, la capacidad del humano en querer remediar errores propios con errores ajenos, justificando lo que a simplemente solo tiene una respuesta...
La misma que se sabía desde un principio.
Ilusión, siempre duras un cantó.
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