La situación se resume a un 'recorderis' de primaria, dónde las tablas de multiplicar eran lo más tedioso y complicado del existir, pasa el tiempo y se convierte en algo sencillo y útil (claro, hay gente que no gustará de ellas aunque pasen los años). El punto es que, mientras creces sucede lo mismo, solo que con otros hechos, sientes estar en medio del holocausto, y de pronto, la lección se ha aprendido, y cuando miras hacia atrás, no termina de explicarse uno, ¿cómo la razón no logró ese entendimiento tan oportuno y necesario?.
Pero aúque poquitin tarde: BINGO, habemus alineación.
Si quieres ver más luces brillando, necesitamos que la oscuridad tenga la medida exacta, y la verdad es la llama... Qué valiente es la gente que nos permite asomarnos a su vulnerabilidad: leerlos nos sana y, mejor aún, acompaña a almas que necesitan abrigo.
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