Caí en el vástago más hondo de la cueva del amor, donde la dignidad y el orgullo no tienen masa, todo es llenado con una necesidad de verlo y tenerlo, no necesito ayudar a nadie para que me quiera y tampoco forzarme a querer, el amor debe fluir como el océano, nadie puede formar y llenar un nuevo mar, así mismo sucede con la ruleta de los sentimientos, ni exiges, ni impones, cada vez más libre, más feliz y con convicción, cuando llegué ese instante de celebrar conmigo ese adiós casi perfecto, se abrirá la oportunidad a nuevos caminos caminante, la llave girará, la puerta hará clic y el nuevo libro se abrirá...
Si quieres ver más luces brillando, necesitamos que la oscuridad tenga la medida exacta, y la verdad es la llama... Qué valiente es la gente que nos permite asomarnos a su vulnerabilidad: leerlos nos sana y, mejor aún, acompaña a almas que necesitan abrigo.
Comentarios
Publicar un comentario