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Respuesta

La escritura siempre ha sido mi forma de expresión, en algún tiempo lo deje de hacer, al principio no podía ni describir el nivel de culpa y coraje que tenía por haber dejado de hacerlo, pensaba incluso que aquello pudo haberme librado de tantos males, como muchas veces ya lo hizo, sin embargo, la lección es esa, valorar más la capacidad de hacerlo, agradecer la consciencia de cuán importante me resulta a mi, aceptar que no hay perfección y que equivocarse no es tan grave como regodearse en lo que ya no se puede cambiar.  

Escribir, es bonito cuando lo haces desde adentro, pero cuando sientes la presión de hacerlo, ya no parece ser un puente de liberación, en ocasiones empiezo aquí, pero las emociones se desbordan y tengo un encuentro intimo conmigo y aquello hace imposible sea público, de pronto hay días en que tomó papel y lápiz y despegó, y hasta días en que no hay nada que expulsar o al menos eso me parece.


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Gratitud

Una sensación agridulce de agradecimiento, por un lado quisiera expresarlo a todo pulmón, y por el otro, solo hay cabida para el rencor y enojo; me imagino, cuáles hubieran sido mis circunstancias actuales sin esa mano tendida y sin esas palabras alentadoras… Y luego llegan pensamientos que hacen resonancia a un popular refrán, lo que hacemos con las manos, a veces lo vamos borrando con el codo.

Cómo

Cómo se sentirá despertar y durante todo el día no recordar nada que pueda afectarte, cómo se sentirá no tener errores, cómo se sentirá no tener arrepentimientos, cómo se sentirá no tener ganas de regresar al pasado. ¿Fragmentos de ayer o de hoy?

Draft