Y en el momento menos pensado, mientras vas corrigiendo un poco la ortografía, regresas un instante la mirada a la ventana, y ves un colibrí, si un colibrí, está tan cerca del cristal, que arranca su vuelo velozmente, y es imposible no tener una sonrisa en ti, me gusta pensar que son esas señales del universo que siempre están, que siempre nos guían, el otro día escuche a alguien decir que, el Universo nos acompaña, y para comunicarse nos envía señales, sí, algo así como los letreros que encontramos en las carreteras…
Si quieres ver más luces brillando, necesitamos que la oscuridad tenga la medida exacta, y la verdad es la llama... Qué valiente es la gente que nos permite asomarnos a su vulnerabilidad: leerlos nos sana y, mejor aún, acompaña a almas que necesitan abrigo.
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