Luego de un día de escribir tanto, de no parar, y sacar absolutamente cada idea cada frase, cada latido con su punto y coma. Hay un cuento que quiero compartir, que muy posiblemente encuentre mil y millón finales. Y es que así se vuelven los capítulos de la vida, tan probables e improbables a la vez. Resulta que un día Luna abandono a las estrellas, y no advirtió de su intención, simplemente se marchó, noche a noche estrellas a montones iluminaban el cielo con la firme esperanza que desde algún rinconcito ella apareciera, pero al tiempo nada esperaba, y día a día robada la ilusión de cada lucerito. No fue hasta que, tan tristes se pusieron las estrellas, que el Sol decidió disfrazarse y darles una alegría. Mientras eso pasaba Luna tomó el lugar de Sol, para evitar una catástrofe, pues ella sabía que los terrícolas en ausencia de su sol podrían morir. Ahora quien estába triste era ...
El gusto por caminar y aprender...