No digas que no duele, ¿por qué fingir inmunidad?, ¿por qué negarse a aceptar que se está roto?, y hay sangre derramandonse. No, no es tu culpa sentir lo que sientes, y sí, se puede curar la herida, antes de que manches y esta salpicadura en otros, comience a rebotar en ti. No dañes gente, por el simple hecho de querer compañía, no condenes a otros, por otros.
Muchas cosas se convierten en preguntas sin respuestas, y hay castillos, en los que bastan segundos para desaparecer, por supuesto conviene hacer las necesarias distinciones para asumir un dolor de una forma humanitaria.
Como si vivieramos toda la vida, como si fuéramos a quedarnos en un mismo sitio para siempre, como si el tiempo podría regresar, como si el arrepentimiento y el miedo no fueran sombras que se ven, se sienten pero no se pueden tocar, como si el mañana estuviera seguro, como si en el ayer podríamos encontrar la forma de cambiar las cosas, las oportunidades son un regalo tan bonito de la vida, pero que solo la valentía las puede tomar, de que sirve comprar todos los boletos si al final uno decide que es mejor no abordar, y no precisamente por un bien mayor. A veces lo que perdemos es tan evidente, que es imposible no darnos cuenta de lo perdido, pero qué tal si en otras ocasiones perdemos más, y no lo sabemos, ya que hay caminos que no se conectaron jamás...
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