No hay disfraz que puedas usar dos veces, es como si tuvieras el portaretrato perfecto y pones la foto equivocada, a las palabras casi nadie le apuesta, lo cual es comprensible, si las acciones se alejan un solo paso de lo que uno dice la cosa se cae.
Si quieres ver más luces brillando, necesitamos que la oscuridad tenga la medida exacta, y la verdad es la llama... Qué valiente es la gente que nos permite asomarnos a su vulnerabilidad: leerlos nos sana y, mejor aún, acompaña a almas que necesitan abrigo.
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