Un día de muchas cosas, desde pensar que dormiría en un punto geográfico A y por cosas hacerlo en un punto B, pero creo que la fortuna llega mientras espero emprender el trayecto.
Tengo una alegría inmensa en el corazoncito, un amor bonito, siento unas cosquillitas desde adentro y hacen que todo el cuerpo experimente una pequeña electricidad, los labios tiene forma propia y solo siento como hay una sonrisa y ojitos que brillan con aguas cristalinas.
Cuanto no se ha dicho y estudiado sobre: cómo la crianza en la infancia impacta en nuestras vidas, aquellas heridas de infancia son un puntal en la forma de ver la vida, y he de confesar que hasta hoy, también había fijado la atención en encontrar cuál es mi huella ha sanar, que es lo que hay que desestructurarse desde el interior para que esa niña pueda sentirse orgullosa de la mujer adulta que el tiempo nos permite ser; otra de las puntualizaciones son aquellas veces en que el árbol genealógico también necesita podarse y en veces agregar cosas. Y por todo lo descrito, mi mente se enfocaba de algún modo en lo “herido” “negativo”, aunque no había sentencia de ningún tipo o reproche hacia mis padres, pues siempre han sido los mejores, son un equipo sensacional, un verdadero ejemplo de esfuerzo y dedicación, han sido grandes maestros y han puesto a nuestra disposición muchas formas de sabiduría y hasta el día de hoy lo siguen haciendo y lo agradezco con toda la noción que puede existir, gracias, hace unos momentos, luego de llamar a casa y escuchar a mi mamá en el fondo mientras hablaba con mi hermana cuadrábamos lo que sería el día de mañana, un momento también para agradecer muchísimas más cosas, encontré en esa redes de peces azules, un poema que inmunda mi alma con alegría y agradecimiento, así es como entiendo que a veces olvidamos las cosas buenas, perdemos la atención de aquello que nos ha nutrido por tener un solo enfoque.
Gracias amados madre y padre, amo y agradezco la oportunidad del Cosmo y De Dios de ponerme aquí, de darme la oportunidad de vivir esta experiencia llamada vida.
“Mientras tú creías que yo no estaba mirando, yo vi que:
Pegaste con un imán mi dibujo al refrigerador, por eso de inmediato quise hacer otro.
Le diste de comer a un gatito sin hogar, entonces entendí que a los animales hay que tratarlos con amor y respeto.
Preparaste mi pastel favorito especialmente para mi, así me di cuenta que los pequeños detalles ocultan mucho sentido.
Fuiste a visitar a tu amigo enfermo, y entonces entendí que las personas deben cuidarse mutuamente.
No niegas la ayuda a los necesitados, y comprendí que si tienes tiempo y dinero, hay que ayudar a aquellos que no lo tienen.
Tratas con mucho cuidado nuestra casa y a todos los que vivimos aquí, y entendí que cada persona debe cuidar lo que tiene y lo que quiere.
Incluso cuando te sientes mal, continúas cumpliendo con tus obligaciones, y me di cuenta de lo que significa la responsabilidad.
A veces no pudiste contener las lágrimas, y entendí que en la vida hay tristeza y dolor, y llorar es normal.
Nunca dejas de cuidar de mí , y yo quise cumplir todas tus expectativas y hacer todo lo posible para que te sientas orgulloso de mí.
Mientras tú creías que yo no estaba mirando, aprendía de ti la vida. Tomé tu ejemplo y traté de ser como tú.
En lo más profundo de mi alma estaba un pequeño adulto que se decía a sí mismo:
“Queridos padres, gracias por todo lo que he visto mientras creían que yo no estaba mirando””.
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