Hace mucho tiempo que nadie pedía mis consejos, quizás porqué deje de sentir que podía opinar en la vida de alguien más, cuando mi vida era sólo un cúmulo de malas decisiones, bueno, está bien, es una exageración ponerlo asi, pero es que en ocasiones, la mente parece recordar cada minúscula acción que podía haber sido distinta, si tan solo, si tan si quiera, si al menos, si hubiera, si y si, el círculo vicioso de mirar al pasado, imaginando que tu presente "podría" ser otro, creo que algo que va muy mal conmigo es el arrepentimiento, eso no lo había aprendido a la mala, yo he procurado siempre escuchar la sabiduría ajena, leer libros, y pensar antes de actuar o decir algo, y con esto no quiero decir que nunca tenia errores o derrotas, pero aquello era manejable, ya que no dejaba que crezcan, ante un eventual error la corrección del mismo era inmediato o al menos yo lo miraba asi; ese placer del deber cumplido es una delicioso manjar que te permite ver las cosas tan ligeras para bien o mal, el alborozo es tan grande que no fijas los ojos en el resultado, tus sentidos solo experimentan el contento de que de ti no ha faltado nada, y esa deleitación no hay dinero en el mundo que pueda pagar, y asi, asi era mi existencia humana planetaria, llevando entre las manos el contento de las cartas bien jugadas, hasta que un día no, hasta que un día las preguntas y respuestas no encontraban a su par, pero bueno, de aquello no vamos a ahondar por ahora... el punto es que volví a opinar (los días de aconsejar quedaron atrás jajaja).
Como si vivieramos toda la vida, como si fuéramos a quedarnos en un mismo sitio para siempre, como si el tiempo podría regresar, como si el arrepentimiento y el miedo no fueran sombras que se ven, se sienten pero no se pueden tocar, como si el mañana estuviera seguro, como si en el ayer podríamos encontrar la forma de cambiar las cosas, las oportunidades son un regalo tan bonito de la vida, pero que solo la valentía las puede tomar, de que sirve comprar todos los boletos si al final uno decide que es mejor no abordar, y no precisamente por un bien mayor. A veces lo que perdemos es tan evidente, que es imposible no darnos cuenta de lo perdido, pero qué tal si en otras ocasiones perdemos más, y no lo sabemos, ya que hay caminos que no se conectaron jamás...
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