Acaso es la naturaleza humana ese laberinto en el cual debes poner la atención suficiente para no volver a pasar por aquel camino, y en el caso hacerlo, saber que efectivamente tus pisadas han transitado por allí; aún recuerdo mis agendas apretadas, el mil por horas, el estar terminando algo pero ya con la cabeza en lo próximo, hoy se que eso se llama sentido de urgencia, también tengo el contraste de lo que es una agenda vacía a veces por elección y otras no tanto, aprendí que eso puede tender a la depresión, en cambio hoy, un día donde 4 eventos se solaparon y tenía que al menos prestar atención a 3 de estos, me di cuenta que me gustaría estar en todo, pero que es necesario meditar sobre lo importante y malabarear, y procurar en consciencia vivir el momento presente, ya saben, el aquí y ahora.
Hay momentos de decisiones inmediatas, ya que antes de que puedas siquiera contextualizar requieren respuesta, y por eso siempre valdrá la pena creer que tenemos la capacidad de responder para nuestro mayor bien. Cuando la desilusión te golpea, es difícil volver a ilusionarse sin que el miedo tenga presencia, ya que de por si la incertidumbre da miedo. Alguna vez leí que es mejor equivocarse y arriesgarse con la persona incorrecta, que no intentarlo y dejar ir a la persona correcta, así que, con todo, sino, para qué.
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