Las almas que escriben la historia, aquellos cuerpos que nos abandonan, los seres que pudieron estar en otro tiempo y espacio, pero decidieron salir a las calles a exigir derechos, es increíble pensar que de un momento a otro ya no estén, al menos no físicamente; pasa la tormenta, pero ellos no vuelven, ahora son como olas en el mar, que siempre tendrán un lugar.
Honrar sus espíritus valientes, sus voces, sus luchas, sus aguerridas ganas de una dignidad universal, no olvidarlos, no pensar que han sido en vano, nuestros privilegios deben servir para entretejer un puente tan solido que todos, todas y todes podamos transitar hacia una justicia social.
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