A veces el espacio que existe entre lo bueno y malo, no guarda constancia con lo que uno hace o dice, y justo en ese momento empieza la batalla, hay que ser suficientemente inteligentes, para sobrevivir y no desmayar, asumir con alegría y sabiduría las cosas, crecer, crecer.
Hay momentos de decisiones inmediatas, ya que antes de que puedas siquiera contextualizar requieren respuesta, y por eso siempre valdrá la pena creer que tenemos la capacidad de responder para nuestro mayor bien. Cuando la desilusión te golpea, es difícil volver a ilusionarse sin que el miedo tenga presencia, ya que de por si la incertidumbre da miedo. Alguna vez leí que es mejor equivocarse y arriesgarse con la persona incorrecta, que no intentarlo y dejar ir a la persona correcta, así que, con todo, sino, para qué.
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