Y después de todo una aprende que lo malo, no se lo hacen a los demás se lo hace a uno mismo, y que cuando uno tira la piedra para que el vidrio de la ventana se rompa,no es el vidrio quien sufre ni llora son las personas que necesitaban de el, si hablas mal de las personas eres tu el principal afectado, a la gente al final de cuentas no les importa la opinión de esa clase de personajes.
Hay momentos de decisiones inmediatas, ya que antes de que puedas siquiera contextualizar requieren respuesta, y por eso siempre valdrá la pena creer que tenemos la capacidad de responder para nuestro mayor bien. Cuando la desilusión te golpea, es difícil volver a ilusionarse sin que el miedo tenga presencia, ya que de por si la incertidumbre da miedo. Alguna vez leí que es mejor equivocarse y arriesgarse con la persona incorrecta, que no intentarlo y dejar ir a la persona correcta, así que, con todo, sino, para qué.
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