Caí en el vástago más hondo de la cueva del amor, donde la dignidad y el orgullo no tienen masa, todo es llenado con una necesidad de verlo y tenerlo, no necesito ayudar a nadie para que me quiera y tampoco forzarme a querer, el amor debe fluir como el océano, nadie puede formar y llenar un nuevo mar, así mismo sucede con la ruleta de los sentimientos, ni exiges, ni impones, cada vez más libre, más feliz y con convicción, cuando llegué ese instante de celebrar conmigo ese adiós casi perfecto, se abrirá la oportunidad a nuevos caminos caminante, la llave girará, la puerta hará clic y el nuevo libro se abrirá...
Hay momentos de decisiones inmediatas, ya que antes de que puedas siquiera contextualizar requieren respuesta, y por eso siempre valdrá la pena creer que tenemos la capacidad de responder para nuestro mayor bien. Cuando la desilusión te golpea, es difícil volver a ilusionarse sin que el miedo tenga presencia, ya que de por si la incertidumbre da miedo. Alguna vez leí que es mejor equivocarse y arriesgarse con la persona incorrecta, que no intentarlo y dejar ir a la persona correcta, así que, con todo, sino, para qué.
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