Caí en el vástago más hondo de la cueva del amor, donde la dignidad y el orgullo no tienen masa, todo es llenado con una necesidad de verlo y tenerlo, no necesito ayudar a nadie para que me quiera y tampoco forzarme a querer, el amor debe fluir como el océano, nadie puede formar y llenar un nuevo mar, así mismo sucede con la ruleta de los sentimientos, ni exiges, ni impones, cada vez más libre, más feliz y con convicción, cuando llegué ese instante de celebrar conmigo ese adiós casi perfecto, se abrirá la oportunidad a nuevos caminos caminante, la llave girará, la puerta hará clic y el nuevo libro se abrirá...
Como si vivieramos toda la vida, como si fuéramos a quedarnos en un mismo sitio para siempre, como si el tiempo podría regresar, como si el arrepentimiento y el miedo no fueran sombras que se ven, se sienten pero no se pueden tocar, como si el mañana estuviera seguro, como si en el ayer podríamos encontrar la forma de cambiar las cosas, las oportunidades son un regalo tan bonito de la vida, pero que solo la valentía las puede tomar, de que sirve comprar todos los boletos si al final uno decide que es mejor no abordar, y no precisamente por un bien mayor. A veces lo que perdemos es tan evidente, que es imposible no darnos cuenta de lo perdido, pero qué tal si en otras ocasiones perdemos más, y no lo sabemos, ya que hay caminos que no se conectaron jamás...
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