No añoras volver un poco el tiempo atrás cuando ves por la ventana caer gotas de agua, mientras las contemplas sentada en el sillón que ya un par de años lleva ahí, en ese lugar de la sala, pero que sin embargo, con las prisas y agendas que gritaban por más horas en el dia, nunca tuvo el protagonismo que tiene en estos días, a veces solo para sentarte y ver con los arboles se mesen con el paso de pequeñas rafajas de viento, en otras para sentir ondas musicales que llegan a tus odios; alguien decía que después de experimentar grandes emociones nada ni nadie es igual, he de confesar que eso me da miedo, incluso hoy, cuando puedo cerciorar que eso es verdad, y ahí es cuando me surge la tremenda pregunta, qué es ser la misma y qué es dejar de serlo, cuál es la medida que define que ha existido una variabilidad, no será acaso que, cada dia al abrir los ojos junto a esa sensación de despertar, también vamos avanzando a ese proceso de mutación, y nuestra transmutación es una suma de cada día, incluso de aquellos en los que pensamos que no hay nada diferente, ya que la in-conciencia de la "rutina" de seguro nos traslada a algún sitio; no obstante, hay situaciones, momentos y caminos que nos sacuden más que otros y hacen que la metamorfosis sea evidente, pues no solo cambia algo adentro, el cambio físico es innegable, y claro que puede asustar, si luego de aprender a caminar (con el trabajo que cuesta), descubres que tienes que empezar a volar, aunque ciertamente nada te obliga a hacer uso tus alas, la autonomía de decisión es exclusivamente tuya, pero usarlas o no, no las hará desaparecer, más bien podrían convertirse en esa carga que llevas y arrastras. Pero nuevamente, la decisión está en tu lado de la cancha, y si alguien se parece un poco a mi en el mundo, sabrá lo difícil que es aceptar lo que no se quiere, hacerle frente a aquellas cosas que nunca pensaste que podrías experimentar, la negación parece que ni siquiera quiere enterarse que existe la palabra aceptación, es el infierno mismo en tu cabeza, lo sé, lo entiendo y lo comprendo, pero cuando terminas por rendirte, por dejar de batallar, por buscar hoy las respuestas que no vendrán, por tirarte frente al cielo y completar su magnitud, aceptas la metamorfosis, aceptas que no hay proceso inverso, que la mariposa no volverá al capullo, sin importar que haga, y dime tu si no es verdaderamente hermoso ver aquellas criaturas aletear sus alas en medio de una gran pradera, de seguro no estarán todas, pero si alguna de ellas llega a escuchar el rumor de la Primavera, es bastante probable que abra el camino para todas las demás.
Hay momentos de decisiones inmediatas, ya que antes de que puedas siquiera contextualizar requieren respuesta, y por eso siempre valdrá la pena creer que tenemos la capacidad de responder para nuestro mayor bien. Cuando la desilusión te golpea, es difícil volver a ilusionarse sin que el miedo tenga presencia, ya que de por si la incertidumbre da miedo. Alguna vez leí que es mejor equivocarse y arriesgarse con la persona incorrecta, que no intentarlo y dejar ir a la persona correcta, así que, con todo, sino, para qué.
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